INVESTIGACION de"BOTELLA AL MAR" AÑO 2004....LAS ESCUCHAS SIEMPRE ESTARAN??

“Tres micrófonos interconectados con un pre-amplificador cada uno”, “disimulados en el entretecho”, y “una cámara camuflada en una de las paredes, detrás de un cuadro con la imagen del ex gobernador (Carlos) Manfredotti”. La gestión justicialista tenía montado en Casa de Gobierno un circuito cerrado de audio y video con el que se dedicó al “espionaje político”, constituído por aparatos de alta tecnología que no figuran en un ningún expediente oficial de compra. El tema se hizo público pocos días después de la asunción de las actuales autoridades, a mediados de enero, cuando el secretario de Seguridad, Rubén Cena, efectuó una denuncia penal para que se investigue a su antecesor en el cargo, Guillermo Lindl, y a otros ex funcionarios presuntamente involucrados. Pero ahora, por primera vez, Botella al Mar accedió a los detalles de esa investigación judicial y a una copia de las fotografías scaneadas donde puede verse la posición exacta de las cámaras y de los micrófonos.




A pesar de la abundante evidencia, el expediente se encuentra estancado porque la Justicia le envió un oficio al Tribunal de Cuentas, solicitándole precisiones sobre el modo en que se adquirió el sistema usado para el espionaje. Y el organismo de control todavía no contestó. Recontraespionaje En su denuncia del mes de enero, el secretario Cena detalló los aparatos encontrados en su propio despacho, en el momento de realizar una “inspección ocular” poco después de jurar en el cargo. Sin embargo, fuentes judiciales confirmaron a Botella al Mar que el circuito de audio y video clandestino se extendía, al menos, a la oficina del ex gobernador Carlos Manfedotti, a la del ex vicegobernador Daniel Gallo y a la del ex ministro coordinador Alberto Revah. Otras fuentes sostienen que se descubrieron “orificios compatibles con la instalación de micro-cámaras del tipo “pin-hole”, en al menos ocho despachos de la Casa de Gobierno. “Encontramos un circuito cerrado de audio y video subrepticio que por sus características me permiten sospechar que estaba destinado a la escucha ilegal de las actividades que se desarrollaban durante la anterior gestión y, como se encontraba en funcionamiento, de la nueva asumida el 10 de enero”, escribió Cena en la denuncia penal. El funcionario precisó el hallazgo de “tres micrófonos interconectados con un preamplificador cada uno, encontrándose encubiertos en los paneles del entretecho”, además del circuito de video disimulado detrás del cuadro de Manfredotti. El tipo de cámaras (tipo “pin-hole”) se deduce de la forma de los conectores encontrados en el cableado. El seguimiento de los cables introducidos en el interior de las paredes permitió determinar que la “señal de audio y video era recepcionada y grabada en la consola de monitoreo de las cámaras de seguridad y vigilancia ubicadas en la habitación adyacente”. Debajo de la consola fue descubierta una llave conmutadora que derivaba la imagen de la microcámara a uno de los monitores. La señal era grabada por una de las tres videocassetteras existentes en el lugar. El sistema era alimentado por un transformador de 220 a 12 voltios y por una batería de 12 voltios conectados a los pre-amplificadores y la microcámara. Sospechosos y dos hipótesis El secretario Cena declaró en la causa que “estos sofisticados elementos destinados al espionaje político de funcionarios de la anterior administración y obviamente de la nueva, no pudieron ser colocados sin la orden, el conocimiento y el consentimiento del ex secretario de Seguridad, Guillermo Lindl”. En la causa judicial también figuran los nombres y apellidos de los policías que cumplían funciones en la Secretaría durante la última etapa de la gestión de Manfredotti. Ellos son la cabo Claudia Verónica Ríos, el cabo primero Marcelo Domingo Sandoval, el cabo primero Darío Alberto Servín, el sargento Javier Alejandro Acuña y el subcomisario Daniel Ariel Torales. Cena también aclaró en su denuncia que “no se ha podido encontrar expediente alguno que diera origen y justificación a la contratación de este equipamiento”, por lo que “no podemos determinar el origen de los fondos, ni se siguió el procedimiento establecido para ordenar su compra. Ello implicaría el manejo de dinero por parte de la anterior gestión al margen de todos los controles y destinados a fines ilegales e inaceptables en un marco institucional”. El contenido de la denuncia abrió en la Justicia dos hipótesis delictivas diferentes: por una parte el espionaje, y por otra, la defraudación derivada de la compra irregular de los equipos. Las fotos Las fotografías a las que accedió este portal, y que aparecen publicadas al margen, fueron scaneadas y por eso se ven en blanco y negro y sin demasiada definición. Sin embargo, observándolas con cuidado se pueden apreciar detalles significativos para la investigación. La primera foto muestra la oficina contigua al despacho del secretario de Seguridad, adonde se derivaban los cables con el audio de los micrófonos y la imagen de la cámara clandestina. Pueden observarse dos monitores y tres videocassetteras, además de la ubicación de una llave conmutadora y de un transformador que alimentaba el sistema. En la segunda foto aparece en detalle la llave utilizada para derivar la imagen de la cámara a alguno de los monitores. De esta forma podía verse en pantalla lo que estaba sucediendo en el despacho contiguo o en otras oficinas hasta donde llegara el cableado. En la última imagen se ve el despacho de la Secretaría de Seguridad, con el orificio marcado donde estaba instalada la microcámara tipo “pin-hole”, detrás del cuadro del ex gobernador Manfredotti. Otras cuatro fotos no publicadas por razones de espacio muestran los tres micrófonos con sus pre-amplificadores, el lugar del entretecho donde fueron descubiertos y un detalle del cableado que los unía con el cuarto de recepción de las señales.